Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo
El pasado miércoles 28 de abril, como cada año, se conmemoró el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Para CGT, éste día tan señalado, no es un día de celebración sino una jornada de movilización, concienciación y sensibilización frente a los daños causados por el trabajo. De reivindicación de derechos y condiciones laborales.
Tras más de 25 años desde la entrada en vigor de la LPRL, se constata el continuo aumento de la siniestralidad laboral y tristemente seguimos lamentando muertes en el trabajo.
La pandemia ha dejado al descubierto las enormes carencias existentes en materia de seguridad y salud en los centros de trabajo. La precariedad laboral, una vez más, ha sido el detonante de numerosos daños a la salud y a la vida de miles de trabajadores y trabajadoras.
Personal sanitario que se ha visto obligado a realizar sus funciones sin equipos de protección individual, hospitales llenos de trabajadores y trabajadoras procedentes de supermercados, call centers o servicios de reparto a domicilio, entre otras muchísimas profesiones, y centros de trabajo saturados, que no han cumplido las más elementales medidas higiénicas y de distancia de seguridad.
Por otra parte, las autoridades han considerado que la COVID no era un riesgo laboral. Esto ha propiciado que las empresas “se laven las manos” cuando, en realidad, en la mayoría de los casos, la gente se contagiaba en los centros de trabajo o en el transporte, también saturado.
Por otra parte, la promulgación de diversos Reales Decretos para ordenar este caos tampoco ha sido efectiva. Cuando se planteó el cierre de todo lo que no fueran actividades esenciales para la comunidad, fueron los empresarios quienes decidieron finalmente qué era esencial y qué no.
Porque la inspección de trabajo se declaró incompetente a la hora de cerrar los centros de trabajo que no cumplieran con dicha normativa y, finalmente, las Consejerías de Sanidad, en quienes recaía dicha responsabilidad, tampoco actuaron. Eran las fechas en que se superaba el millar de muertos diario.
Porque se ha antepuesto la economía a la vida de las personas. Todo el sistema estaba orientado hacia eso y no han bastado las directrices del Ministerio de Sanidad o las normas promulgadas para alterar dicha lógica, que llevaba ya demasiado tiempo instaurada en la organización del trabajo de la mayoría de las empresas de este país. Por eso la pandemia nos ha cogido a contrapié. Porque nada o casi nada de lo que imperaba en la cultura preventiva de este país funcionaba antes.
Las estadísticas de siniestralidad laboral de 2020 proporcionadas por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, a pesar de una notable bajada de la actividad, debido a la destrucción de empleo por la pandemia, nos han dejado cifras preocupantes con respecto a la mortalidad en el trabajo. El año pasado, 708 trabajadores/as y murieron en el trabajo o en el camino de ida y vuelta al mismo. De ello/as 633 fallecidos/as eran asalariados/as y 75 trabajadores/as por cuenta propia.
Casi la mitad de los fallecidos/as en accidente laboral en 2020 estaban en la franja de edad de 45 a 60 años. Esto pone de manifiesto que dentro de la Prevención de Riesgos Laborales hay que diferenciar entre las distintas franjas de la población trabajadora y debe adaptarse a las diferentes capacidades, edad, género, etc., de cada persona.
Pero este año no contamos con cifras fidedignas que nos ayuden a analizar el aumento de la siniestralidad laboral. La Covid-19 no entrará en los registros porque no se ha considerado un riesgo laboral. Sin embargo, para todas aquellas personas que no han podido trabajar desde sus domicilios, sí que ha sido un riesgo al que se han expuesto por causa y con motivo del trabajo.
Durante el 2020, por Covid-19, se notificaron 9.858 accidentes de trabajo, con 21 fallecimientos. La distribución por actividad fue:
- Actividades sanitarias: 9.066
- Administración Pública: 228.
- Asistencia en establecimientos residenciales: 490.
- Otras actividades: 74.
Unos datos espeluznantes que, para CGT, siempre han sido y serán motivo de denuncia, provocados por el más absoluto desprecio empresarial por la Seguridad y la Salud de las personas trabajadoras, propiciado por la laxitud tanto de la propia Legislación, como de los Organismos de control en el cumplimiento de dicha legislación.
Por todo ello, desde CGT, exigimos a los/as legisladores/as unas leyes mucho más claras y exigentes, y un régimen sancionador mucho más duro. A los Organismos de control, un mayor control y más mano dura frente a los incumplimientos de la legislación, todo ello con el fin de acabar con esta lacra que supone la siniestralidad laboral.
Desde Alten, la sección sindical de la CGT desde el inicio de la pandemia no paró de reunirse con la dirección de la empresa. Se persiguió que se tomarán todas las medidas de prevención necesarias y más. Distanciamiento, provisión de gel, mascarillas y guantes en caso de ser requerido, control de temperatura, etc. Turnos de trabajo para mantener la distancia, teletrabajo para evitar concentración de empleados. Vigilancia de los sistemas de ventilación y control de la concentración de CO2. Comprensión y flexibilidad para los empleados con confinamiento preventivo de sus hijos. Seguimiento de los casos positivos.
Hicimos también mucho hincapié en las medidas que se tomaban con los empleados que trabajan desplazados en los centros de clientes. En multitud de ocasiones recibimos denuncias de compañeros asustados por el incumplimiento de medidas. En esas ocasiones presionamos al departamento de Prevención de Riesgos Laborales. Ellos nos comunicaron que se seguían los protocolos indicados por los clientes. Pero conseguimos con mucha insistencia que se presionara en los clientes para cumplir efectivamente los protocolos de prevención.
Estos datos, tanto la mala situación de salud, como los accidentes laborales o las muertes en el trabajo o camino al mismo, que padecemos la clase trabajadora, son consecuencia de las políticas aplicadas por parte del Capital, representado por unos/as empresarios/as, cuyo único objetivo es aumentar sus beneficios, sin reparar en las consecuencias que ello acarrea para sus plantillas, saltándose sin miramientos toda la legislación vigente, incluida la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, con las fatales consecuencias que todos conocemos.
En CGT somos conscientes del difícil, por no decir crítico, futuro que atraviesa el empleo. Somos conscientes de lo que va a suponer, o está ya suponiendo, la nueva tecnología de la industria 4.0, la electrificación de la industria del automóvil, que está siendo utilizada por las grandes multinacionales para “limpiar” las envejecidas plantillas a coste 0 y que destruirá millones de empleos, etc…, pero de lo que realmente somos conscientes es de que “Sin Salud no tenemos futuro”.
Siempre que sientas que tu salud corre peligro DENUNCIA.
Por un Sistema de Salud en el Trabajo fuerte para todos y para todas.