¡No somos números! ¡Con nuestras vidas no se juega!
Hoy, 28 de abril, conmemoramos el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, una jornada que, lejos de ser una mera efeméride, debe ser un grito de lucha y dignidad. En un contexto donde la clase trabajadora sigue pagando con su salud y su vida la codicia empresarial, este día debe servir para denunciar, reivindicar y movilizar.
La digitalización y la IA: ¿progreso o control?
Este año, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha centrado su mensaje en el papel de la inteligencia artificial (IA) y la digitalización en el trabajo.
La digitalización no es neutral, es una herramienta al servicio del capital. La IA no está pensada para protegernos, sino para optimizar beneficios a costa de nuestra salud física y mental.
La tecnología debe estar al servicio de las personas trabajadoras, no al revés. Debemos exigir una digitalización que respete nuestros derechos, que no nos convierta en piezas intercambiables en una maquinaria que nos despoja de nuestra dignidad.
Violencia, discriminación y precariedad: la otra cara del trabajo
La seguridad y la salud en el trabajo implican también erradicar toda forma de violencia laboral, ya sea física, psicológica o sexual, luchar contra la discriminación por género, raza, orientación sexual o cualquier otra condición y garantizar el derecho a la igualdad y la diversidad en todos los ámbitos laborales.
Pero la realidad es que la violencia laboral está normalizada. La rotación constante, los salarios bajos y las condiciones de trabajo insostenibles son el pan de cada día para muchas personas.
La siniestralidad laboral: un problema estructural
Los datos son alarmantes: se registraron 1.179.202 accidentes laborales totales durante 2024, de los cuales 796 fueron mortales. Esto representa un incremento del 10,4% en comparación con 2023.
Estas cifras son la consecuencia de un modelo económico que antepone los beneficios empresariales a la vida de las personas. La falta de inversión en prevención, la externalización de servicios, la ausencia de inspecciones eficaces y la impunidad empresarial son responsables directos de estas muertes.
Lucha y organización: la única salida
No podemos esperar que el sistema nos proteja. La clase trabajadora debe organizarse, movilizarse y luchar por sus derechos.
Este 28 de abril, no nos conformemos con discursos vacíos ni con promesas incumplidas. Exijamos medidas concretas, efectivas y urgentes para garantizar nuestra seguridad y salud en el trabajo.